domingo, 2 de mayo de 2010

COEDUCACIÓN


EDUCAR PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDAD DE AMBOS SEXOS: La coeducación

La escuela infantil contribuye al desarrollo de los niños en sus primeros años ofreciendo oportunidades de experiencias y de aprendizaje, y compensando desajustes de origen diverso, entre otros, los que provienen de prejuicios sexistas. Por lo que tendrá que adoptar medidas directas y positivas encaminadas a eliminar el sexismo.

En la escuela se aprende a desempeñar roles y a expresar comportamientos apropiados a cada sexo según las normas establecidas. Así, se transmite y refuerza el código del género. La escuela junto con la familia, contribuye a mantener y reforzar los estereotipos sexuales presentes en la cultura.

Mientras que en el niño se potencias y consideran positivos los comportamientos que demuestran independencia, decisión, autoestima, agresividad, fuerza,... en cambio se consideran inapropiados la debilidad, pasividad, sensibilidad,... En las niñas se valoran la obediencia, la aceptación de la norma, la ternura, la dependencia,... y no son apropiados la agresividad, el inconformismo, la fuerza, ...
Estas diferencias en la valoración de comportamientos, actitudes y valores atribuidos a uno y otro sexo, pueden perpetuarse y reforzarse su la escuela mantiene diferentes expectativas ante los sexos, orientando y limitando la personalidad hacia el modelos social masculino o femenino. Por el contrario, puede corregirse con intervenciones intencionadas que traten a los dos sexos desde la perspectiva de la igualdad de oportunidades.

Por todo esto, es necesario que en las escuelas exista la coeducación.
Según el diccionario la coeducación es la educación que se da a los jóvenes sin discriminación por razón del sexo. Sin embargo, el concepto de coeducación implica mucho más que una escuela mixta donde se sientan juntos niños y niñas.

¿Cómo se puede acercar a una auténtica coeducación?

Se están tomando diversas medidas para que la coeducación sea algo más que la escuela mixta. Cada vez más se potencian los libros y materiales escolares con carácter no sexista, en los que se enseña a respetar la diferencia, donde se tienen en cuenta las aportaciones de la mujer a la vida tanto social como cultural, y en los que se subsanan errores que, debido a las perspectiva masculina, se han venido cometiendo desde siempre y que da esa idea de normalidad.

Es necesario, en suma, diseñar un modelo de coeducación que no se base en tratar igual a las niñas y a los niños sentándolos juntos en un aula. La coeducación va más allá, ha de incorporar también el modelo femenino junto al masculino y elevarlo a la misma importancia.

En este sentido, un primer instrumento de cara a ese objetivo se puede abordar con la revisión del actual curriculum que únicamente da importancia a conocimientos más académicos y no a los derivados de la vida diaria, que por otro lado son considerados tareas femeninas. También la orientación profesional y académica debería ser considerada, y plantearse el porqué de la polarización de géneros hacia unas carreras y oficios determinados.
La escuela puede contribuir a esta labor analizando conjuntamente con alumnas y alumnos los papeles que la sociedad atribuye a cada sexo pero, sobre todo, la limitación que supone para cada persona el tener que someterse a los estereotipos que la sociedad, gratuitamente, marca su género.

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