domingo, 2 de mayo de 2010

LA EXCLUSIÓN SOCIAL EN LA EDUCACIÓN


Los importantes cambios tecnológicos y sociales vividos en las últimas décadas han ocasionado profundas transformaciones en las sociedades de nuestro entorno. Uno de estos cambios sociales ha sido la multiplicación de la diversidad cultural de sus componentes, diversidad que, en ocasiones, es usada como legitimación de la exclusión social que padecen determinados colectivos minorizados, entre ellos, muchos de los inmigrantes que proceden de países empobrecidos de otros continentes.

El crecimiento del número de los miembros de estos colectivos, que va a continuar según la opinión de casi todos los expertos, ha planteado nuevos problemas (al mismo tiempo que ha desenterrado otros, no tan nuevos, referidos a la exclusión social del colectivo gitano), respecto a las relaciones entre educación, exclusión social y diversidad cultural.


A una inicial constatación de que existe una falta de marcos teóricos consolidados y de modelos de intervención ajustados al aquí y al ahora, se apunta la necesidad de tomar una cierta distancia frente a los problemas educativos y sociales que plantea esta multiculturización y esta exclusión social crecientes en nuestra sociedad que nos permita distinguir las causas de las disfunciones de sus síntomas. Queremos aportar algunas reflexiones sobre algunos puntos básicos:

a) El reto educativo más importante no sería conseguir la aceptación de la diversidad cultural en sí misma, sino como educar las actitudes y las convicciones para que no se utilice esta diversidad cultural como legitimación de la exclusión social. Se trataría el hecho de ser iguales en dignidad y derechos.
b) Se hace indispensable una implicación de toda la comunidad educativa y la voluntad explícita de los responsables de las administraciones para que la labor de los centros educativos en esta educación intercultural y contra la exclusión pueda tener alguna posibilidad de éxito.
c) Es urgente acabar con las aproximaciones paternalistas equívocas a estos temas, que ahogan y ocultan los objetivos fundamentales con un simulacro de relaciones interculturales, fiestas y rituales descontextualizados y vacíos de referentes y de sentido.
d) Es preciso reconsiderar el concepto de integración. Debe verse como un proceso de liberación colectiva de los mecanismos de exclusión social vigentes, que nos implica a todos, excluyentes y excluidos, proceso que deben iniciar los miembros del grupo mayoritario que son quienes disponen de poder y recursos para hacerlo.


Los objetivos fundamentales de una educación cívica, intercultural y emancipadora, serán, los procesos de enseñanza de las habilidades personales y sociales necesarias para alcanzar esta integración, para gestionar los inevitables conflictos cotidianos que emergerán, y para modificar actitudes y actuaciones en la línea de una mayor implicación personal en la lucha contra toda forma de exclusión social y a favor de la solidaridad.


Condiciones que deben reunir los maestros:
— Han logrado el dominio de un conjunto ordenado de conocimiento experto.
— Son capaces de adaptar su forma de enseñanza a las necesidades de aprendizaje de sus estudiantes y proporcionar un conjunto de experiencias de aprendizaje que puedan facilitar la adquisición de altos niveles de razonamiento y rendimiento.
— Están entregados a su profesión, tratando de mejorar constantemente sus conocimientos y su capacidad de comunicarlos.
— Están entregados al crecimiento integral de sus estudiantes para que tengan éxito en su vida adulta.
— Son personas, capaces de inculcar una visión de mejoramiento vital a sus estudiantes e inspirarles el deseo de lograr las metas deseadas.

El plan de estudios: tareas y posibilidades de integración
En cualquier sistema de educación, el plan de estudios es uno de los obstáculos o de las herramientas primordiales para facilitar la implantación de un sistema más integrador.
En muchos contextos, el plan de estudios es amplio y exigente, o bien ha sido diseñado con carácter general y es rígido, dejando escaso margen para efectuar adaptaciones a las circunstancias locales o para que los profesores experimenten y ensayen nuevas metodologías. Su contenido puede estar alejado de la realidad en que viven los alumnos y ser, por consiguiente, inaccesible y desmotivador. Además, puede estar sesgado y resultar degradante en cuanto a las relaciones entre los sexos (hablaremos de ésto más adelante).


Hay un número cada vez mayor de investigaciones sobre la educación integradora, efectuadas a partir de la labor llevada a cabo en varios establecimientos escolares y otros centros de aprendizaje en todo el mundo, según las cuales los planes de estudio que pretenden fomentar una educación más integradora poseen los siguientes elementos clave:
• Objetivos comunes amplios definidos para todos los alumnos, que abarcan los conocimientos, las competencias y los valores que deben adquirirse.
• un estructura flexible que facilita ajustarse a la diversidad y dar oportunidades diversas de efectuar prácticas y obtener resultados en cuanto a contenidos, métodos y nivel de participación.
• Evaluación de los resultados basada en los progresos de cada alumno.
• El reconocimiento de la diversidad cultural, religiosa y lingüística de los alumnos y
• Un contenido, unos conocimientos y unas competencias que corresponden al contexto de los alumnos


Dentro del plan de estudios, el idioma en que se imparte la enseñanza puede plantear problemas a los alumnos, o a algunos de ellos.
En muchos países, ese idioma es distinto del que hablan los alumnos en el hogar y del que usan en su comunidad, lo que plantea a muchos de ellos problemas de comprensión. Algunos países han optado por un idioma de instrucción, que puede que no sea el primer idioma de un gran porcentaje de los alumnos, pero que es el idioma común del país. Otros países han hecho posible elegir entre distintos idiomas para cursar estudios.

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